Friday, April 30, 2010
BANANA BIENAL
Hace un par de años cuando participaba del foro de arte Arte-Ecuador, hizo su aparición en la red de correos que iban y venían, un personaje por demás sui géneris, a veces gracioso por lo disparatado de sus comentarios, a veces enojoso por la impropiedad de los mismos. Este personaje era el abogado Pablo Martínez Rojas, asesor de Alvarito Noboa en su museo y en la in-famosa Bienal de Pintura de Guayaquil. Después de haber cruzado varios correos entre los comensales de Arte-Ecuador, era obvio que Martínez era persona no grata. Yo acoté un par de comentarios, y al día siguiente el abogado me llamó desde Nueva York para hablar "personalmente" conmigo. En la siguiente llamada me propuso participar de la Bienal como artista o jurado ante lo cual yo agradecí pero me excusé. Por demás está decir porqué. ¿O talvez no?
Yo considero que la Bienal de Guayaquil, organizada por Martínez y auspiciada por Noboa, es un invento por demás precario, básico y elemental en sus propuestas, pero abundoso en dinero, dispuesto a buscar ser la siguiente colección Jumex (pero sin el talento e inteligencia de aquella) de Sudamérica. No la puedo considerar seria como artista porque mantengo graves diferencias políticas y éticas con su "dueño" que no me permitirían participar y conciliar el sueño, y mantener la cara, claro está. Además de considerar su propuesta un adefesio.
Como dije me excusé de participar o ser jurado. Hubiera pensado que ninguno de los artistas que conozco (y admiro) esté dispuesto a participar de semejante tomadura de pelo. Pero me equivoqué. Ampliamente. Tristemente. Artistas de la talla de Larisa Marangoni fueron jurados. Y artistas como Saidel Brito y alumnos participaron, ¡y ganaron! .
Veo en esta participación una falta de ética enorme. Por la plata baila el perro dicen, y éstos en realidad lo hicieron. Bailaron al son que les tocaron, con obras creadas ad hoc para la ocasión, haciendo gala de ser "vivísimos" para ganarse los premios. De estar dispuestos a lo que sea con tal de sacarse unos pesos . Y lo demuestran en cada concurso, tal parece que tienen alguna cátedra de "Sapada 101", pero la que les hace falta es aquella de ética, cátedra que me imagino no se imparte, porque en la contemporaneidad ese es un sujeto "caliente" que no se toca. Tema tabú. No veo que exista tampoco coherencia con una búsqueda artística personal, sino con un aprovechar de la banalidad y la pobreza de las convocatorias para así erigirse en "los más sapos".
Penoso, realmente penoso. Brito además hace declaraciones de estilo límbico al referirse a la obra ganadora de su alumno Caguana diciendo:"Un muy buen oficio, una escala intelectual curiosa, colirios placenteros y refrescantes a la vista de todo público, y el extrañamiento necesario para que genere un ambiente especial de ambigüedad. ...¿Que es eso? ¿discurso floral? ¿frutal? De cualquier manera, no dice nada, aparentemente, pero dice todo lo que no escribe. Es una tomadura de pelo, es una suerte de banderillazo intelectual a los periodistas, al auspiciante y a las audiencias ¡Ole! matador. Nos dejaron con la boca abierta, los churos hechos y la falda alzada.
Mientras aquí en la franciscana Quito Alvear proponía que un "etnógrafo" documente el fenómeno de la Bienal de la Banana, los artistas del Manso ya eran contratados de jurados, ya hacían la obra y ya ganaban!.
Por mi parte me felicito por no haber caído en el juego de la banana. Una cáscara votada en el suelo para que los incautos resbalen, para que Alvarito, Martínez y demás, se congratulen en algún exclusivo club Nuyorquino, porque nadie rechaza sus verdes, y los ganadores pasen a ser parte del panteón de artistas de la República de la Banana, riéndose por su gran jugada maqueño. Such is life in the tropics!!!
Miranda Texidor
Abril 2010
Thursday, April 22, 2010
Antropología y Arte
Durante los pasados diez años hemos sido testigos de una proliferación de proyectos artísticos basados en lo antropológico. Dicho en términos más "pertinentes" (al léxico imperante entre los iniciados) hemos asistido al posicionamiento dominante del discurso post-colonialista en el arte, en nuestro país. Este discurso beneficia por supuesto las puestas en escena de temas como la memoria, identidad, el género, los discursos under, el GLBT y las migraciones. Y digo las "puestas en escena" porque se ha entendido que es en el formato "expositivo" que han apropiado los antropólogos y antropólogos visuales en donde estos discursos se asemejan a las instalaciones y acciones de corte artístico. Más y más hemos visto en el mundo que las grandes bienales y las macro exhibiciones benefician estas mise en scène aburridas, llenas de fotos y textos, gigantescos pegados a la pared, (que sólo de verlos ya dan ganas de dar gritos violentos), apelando a la participación de las audiencias masivas en un derroche populista que sólo dejan a la palabra Arte en el casillero de la nostalgia.
Artistas que buscan la "comunión" con sus audiencias y antropólogos ávidos de estudiar a "cualquier otro" se fusionan así en un maravilloso casorio que desemboca en este arte aburrido, plano, escéptico y blandengue que es lo que llena los espacios de artes y de Museos. "Retratos antropológicos", se llama una de las muestras, Sub-cooperativa, fenómeno popular, se llama otro colectivo, Memoria, realidad, nuevos tiempos, una bienal, y así por el estilo.
Pero hay algo de lo que el discurso post-colonialista se olvidó, y ese algo es la fantasía, la magia, la diversión, la imaginación, lo poético y ese ingrediente que voy a llamar "ilusionamiento" . Eso se fue quedando de lado en el gran fardo que pateó este discurso. El problema es que habemos muchos artistas y generaciones de artistas descontentos con esta mise en scène para dormir, y queremos preservar los espacios de ese "ilusionamiento poético"
Existen posturas nuevas entre algunos detractores de las políticas post-colonialistas en el Arte, y yo me sumo a ellas. Siento un hartazgo de todas estas muestras y exhibiciones y programas de maestría que le dicen al gran público "el arte no es importante si no trata exclusivamente el tema social y político, documentado".
¿Porqué se ha asumido que a las audiencias sólo les interesa el documental de una realidad plana dolorosa y chata?. Sorprende además que en el país no exista aún una maestría de Arte, con un programa que incluya no sólo la teoría, sino la praxis del Arte por y para artistas, cuando existen programas relacionados a nivel superior, que cumplen este papel ad hoc.
Se ha producido en nuestro medio aquello del ventrilocuismo, porque hoy en día en el Ecuador los directores de espacios de Arte son Antropólogos o sociólogos, que "les dan diciendo" a los artistas lo que deben decir, porque se ha asumido que "nosotros pobrecitos" somos incapaces de discursar por nosotros mismos. Aquellos, junto con los muchos que fungen de curadores, nos dicen qué producir y qué hacer para ser más "vivísimos" y ganarnos los concursos y bienales, qué escribir como texto en la pared, y en fin qué y qué no exponer, en vez de promover y beneficiar las búsquedas personales fructuosas.
Prefiero la antropofagia a la antropología en el Arte. Prefiero hablar que ser "hablada por" prefiero los espacios manejados por y para artistas, prefiero las exhibiciones fuertes llenas de materia, color, dibujo, desparpajo y faltas de textos explicativos, prefiero que los artistas hagan Arte antes que los sociólogos y antropólogos. Prefiero sentirme perdida ante una obra que aburrida hasta la muerte por su texto explicativo. En fin prefiero el Arte que dé lugar a la ilusión poética, al documental insaboro e incoloro y además populista, que es aquello en lo que lo han convertido los antropólogos metidos a artistas y los artistas metidos a antropólogos.
Ana Fernández
Marzo 2010
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