Wednesday, December 02, 2009

Residencia Solo con Natura Puerto el Morro

Solo con Natura

Puerto el Morro, Noviembre 2009

Proyecto "Hilando Fino"

Historias Personales

Comunidad Mujeres y niñas de Puerto El Morro, Guayas

Utilizo el accidente, el error y el chance como metodología. Cuando hago performance o cuando hago obras que se inscriben dentro de las prácticas sociales, me gusta dejar casi todo al azar, para que sean los acontecimientos mismos los que me den la tónica del trabajo. Prefiero arriesgarme y entrar de una y sin planes a relacionarme con la gente, como se relaciona uno en cualquier circunstancia de la vida. Me gusta tomar el toro por los cuernos, sabiéndome una más de todas las mujeres o individuos de una comunidad. Sin temor a hacer preguntas o a que estas sean rechazadas, malentendidas, malinterpretadas. Acojo todo tipo de situación como parte integral de la experiencia y la asumo e incorporo para hacerla parte de ésta.

Esto dicho, llegué a Puerto El Morro sin un plan definido de lo que iba a lograr en términos de resultados precisos u objetivos. Sabía porque había conversado con Elida y algunos de los integrantes de la comunidad, que un grupo de mujeres querían hacer un colectivo de costura, sabía que muchas de las señoras cosían, o hacían corte y confección y estaban interesadas talvez en darle un giro a su práctica para hacer otras cosas, no sabía mucho más.

Creo que la falta de planeamiento causa un poco de confusión y desazón en personas que necesitan un plan y una estrategia para comenzar, pero para mí ésta es la estrategia precisamente.

He hecho ya algunos grupos de costura y me siento ducha para entrar de una a la cancha a jugar. En este caso, reunimos algunas mujeres de la comuna, la tarde del día Lunes 23 de Noviembre, y comenzamos a conversar sin más preámbulos. Me siento parte del mundo de cualquier mujer de cualquier parte, tengo en común el ser madre, esposa, amante, hija, nieta, maestra, trabajadora, ama de casa, estudiante, en fin el ser mujer. Se me hace fácil entablar una conversación desde el supuesto que no soy mejor ni peor, sino igual, tengo sufrimientos, secretos, y momentos maravillosos como los tienen ellas, establezco una relación horizontal donde me siento cómoda y pienso que puedo hacer sentir cómodas a mis interlocutoras.

Inmediatamente empezamos a hablar de quienes somos, qué hacemos, cuantos hijos tenemos, o no. Desde ahí nos integramos, proponemos, nos oímos las unas a las otras, reímos, hablamos, me intereso por sus intereses, por sus historias, como ellas se interesan por las mías. Es un intercambio de afectos. No voy en plan de antropóloga a averiguar sus vidas. Soy una mujer más, trabajo como artista y propongo un grupo de costura.

¿Porqué coser? Porque coser es una labor ancestral, más que nada de mujeres, para la cual las mujeres tradicionalmente se han reunido junto con hijas, nietas, sobrinas y nueras, a coser, a conversar, a compartir algo de comer, algo de tomar (por eso siempre llevamos algo de compartir a los grupos) un té, un café, un guaspete, lo que sea. Es un espacio salvo para hablar de lo que talvez no se puede hablar en la mesa con el marido, o con el novio, es un espacio en donde se crea una cierta intimidad, una complicidad provista por la laboriosidad del trabajo. Existen grupos de trabajo que proponen como herramienta de autoconocimiento las labores como la cocina, la costura, la albañilería, porque implican un cierto nivel de concentración y meditación. Eso es lo que busco, el crear esos espacios salvos en donde se dé la confidencia, la confianza, la amistad. Donde se tejan redes, valga la metáfora, de las que después puedan valerse las mujeres para actuar en sus propias comunidades.

De ahí que el producto de esta labor no sea necesariamente comerciable (aunque podría llegar a serlo) sino intangible, es en suma una práctica social, relacional. En Puerto el Morro, convoqué a las mujeres que llegaron de todos lados, altas, abajas, solteras, casadas, con hijos, sin, niñas y niños. La particularidad en ésta comunidad, es que dentro de lo que podían hacer con éste proyecto, dada la coyuntura social y política de la Comuna, ellas podían narrar sus historias, cosiendo. Pero no La Historia, no aquella de la comuna, de sus luchas sociales y políticas necesariamente, sino, sus historias personales. Y así lo hicimos en la tela. Cada una trajo una historia de su propia vida y la cosió con retazos y puntadas a la tela. Fueron 5 días maravillosos de compartir el trabajo y la creación. Ellas nunca habían hecho esto y al ser creativas vieron las posibilidades que les daba este material para recrear desde muchos ángulos sus vidas y las de la comunidad.

Cabe decir que a mi modo de ver ninguna historia particular es nimia, boba o sin sentido político. Todas las historias pequeñas contienen en sí la gran historia. Por eso me interesa trabajar con aquello que parece nimio y sin importancia dentro de un contexto preñado por lo político de corte grandilocuente. Me dice más una confesión, una historia de amor, una puntada o una risa cómplice que el manifiesto político por sí mismo. Esta metodología fue cuestionada en algún momento, y acepto que en principio puede parecer fatuo hablar de "cuantos hijos tienes" en una comunidad llena de adolescentes preñadas y casorios a los 14 años. Puede parecer contraproducente entablar un grupo de costura para mujeres que son amas de casa a tiempo completo y que en vez podrían aportar económicamente. Yo creo que no, creo que son preguntas pertinentes porque ponen sobre el tapete problemáticas que después se pueden ir resolviendo dentro de una confianza creada por el grupo. Es cuestionable descalificar una vivencia o una forma de ser dentro de un colectivo social desde una óptica de mujeres occidentalizadas con otros intereses y necesidades.

Pienso como me fue sugerido por una de las artistas asistentes que talvez sea necesario encontrar una forma de que estas creaciones puedan ser comercializadas y sean una entrada para las mujeres de Puerto El Morro. Creo que como espacio de establecimiento de una red social duradera, funcionó muy bien.

Ana Fernández

Quito Marzo 2010














Taller de movimiento de Josie Cáceres, con niños y jóvenes de Pto. Morro


Grupo de Costura con niñas y mujeres de Pto. Morro


Una de las telas que hizo Doña Silvia Jordán para hablar de sus historias personales, la tela se llama Confecciones Chabelita



Tatiana, hija de Mimí, que asistió al grupo de costura y su tela, le ayudó su mamá a terminarla


Los artistas Josie Cáceres, Falco y Paulina León el día de la presentación de proyectos de la Residencia



Taller de movimiento en acción



La tela en proceso de Doña Juanita, una de las mujeres más comprometidas de la comuna Pto El Morro
Doña Silvia Jordán la creadora con su tela



Wednesday, November 11, 2009

Epifitas en la X Bienal de Cuenca


video dentro de instalación Epifitas




Jardin parte de instalación Epifitas



"Filomena" en instalación



Botellas en árboles parte de la instalación en Salón del Pueblo


Vista de la parte de arriba de la instalación


Texto de la entrada a la sala


Planos de Quito, Cuenca, Porto Alegre, Cali y BsAs en la instalación


"Marmijo"


Con Público


vista anterior de la instalación


"Dosenuno"





Epifitas

Un proyecto colectivo de Ana Fernández, Víctor Hoyos, Fausto Wolffenbuttel y Abel Menéndez (Epifitas: planta trepadora que crece o es soportada por otra planta pero no depende de ella para su nutrición.)

"Era la soledad dentro de un bosque.
Dentro de mi cabía el bosque entero.
El dolor de los árboles sin hojas
entraba en la penumbra de mis huesos."

(fragmento del poema Dolor Vegetal de Jorge Carrera Andrade)

Como epifitas hemos armado un sistema urbano de bosque y una ciudad con sus habitantes colgados , vivientes, imaginarios dentro de un entramado de embotellamientos y tráfagos. También hemos armado un taller de arboricultura y construcción de jardines con gente de la comunidad todo con el objetivo de mover en el ciudadano la noción de pensarse sujeto agenciador de su entorno.
La ciudad, objeto oloroso, sudado, nervioso, carente y potente, enjuiciador, indigno en su dignidad hermética y en-cementada, se vuelve cartón, botella, blullín, manga de saco, periódico y finalmente ser imaginario, doble cara.
Deliciosa inmanencia que penetra como hongos en los baños debajo de los lavamanos
el bosque se apodera poco a poco de la ciudad y la puebla de verde como una selva ineludible, indispensable.
El ciudadano que habita las calles y los tráficos neuróticos se siente invadido por una memoria vegetal que no da tregua. Entonces respira...aliviado.

Sunday, June 28, 2009

At Center for Art and Public Life


Museo en una Caja / Museum in a Box

Exhibition and Artist Talk with Ana Fernandez

September 7–30, 2009
Center for Art and Public Life, Oakland campus
5275 Broadway

On display September 7 - September 30
in the Center for Art and Public Life Office Gallery
Gallery hours 10am - 4:30pm Mon. - Fri.

Artist Talk with Ana Fernandez

3:15 - 4pm, Wednesday, September 9, 2009

Ana will present her project "Museo en una Caja / Museum in a Box" an arts education tool developed to bring contemporary Ecuadorian art to rural communities. Ana conducts art workshops in rural Ecuadorian communities and urban under-served populations. She designed the Museum in a Box so it can be easily transported, seen, touched, passed down to other people, and serve as an inspiration to create art.

The first 20 K-12 teachers who attend the artist talk will receive a free "Museum in a Box" to use in their own classrooms.

About the Artist

Ana Fernandez was born in 1963 and raised in Quito, Ecuador. She graduated from the San Francisco Art Institute with a BFA in Painting and received her MFA in Painting and Drawing from California College of the Arts. She explores the intersection between the real and the fantastic through drawing, painting, writing and random street actions. She is a recipient of the Pollock-Krassner Foundation Award, and was an Artist in Residence at Women’s Studio Workshop, Rosendale New York. She received a grant to develop and Art Program in Yunguilla Ecuador through Center for Art and Public life. Ana is current Drawing and Painting faculty at the School of Fine Arts Central University Quito, also develops a program to bring Contemporary Ecuadorian Art to rural communities through the Central Bank’s Cultural Department. Her work has been shown throughout Latin America, Spain, San Francisco and New York, and is in many collections in those countries. She represents Ecuador in the Cuenca Biennial.



Friday, June 12, 2009

Museo en una Caja or Museum in a Box




El día Martes 30 de Junio será el lanzamiento y muestra del proyecto Museo en una Caja en El Conteiner 7:30 pm
tuesday June 30 launching and opening of Museo en una Caja at El Conteiner Quito 7:30 pm

Monday, February 09, 2009

Marmanjos y Psicodelia










¿Que hacen los marmanjos?

toman café mañana tarde y noche
se roban las llaves
se meten en nuestro intestino
se pican
hacen drogas crack, coca, marihuana, heroina
paren
dan teta a los bebes
tienen 10 bebes a la vez
fuman
lloran
rien
tienen melancolía
rescatan victimas de desastres aéreos
tienen intestinos de máquinas
les gustan los perros
matan chanchos a veces
montan patineta, monopatín
dan vueltas en la calle
son ingenieros
toman tinta
se echan pedos
se comen los mocos
eruptan sin arrepentimiento
lloran sin motivo
sus lagrimas llenan un conteiner en segundos
sonríen incesantemente
escriben tonterías, sin escrúpulos
se reproducen rapidamente
viven en cajas como edificios
no les gusta la lechuga
comen ashcumicuna
toman 10 tazas de café a l día
cuando son recién nacidos se los alimenta de café y vodka
son amigos de las amebas, las tenias, y los parásitos (variedad)
no les gusta el jazz
les gusta la música pop
son fans de jaimenriqueaymara
a unos les gusta Rimsky Korsakoff pero no lo dicen
todos odian a Paris Hillton por igual
tienen escondidos afiches de Madonna en sus armarios
detestan las novelas policiales
tienen nombres como Baxter, Gordon, Gregorio, Nixon, Bitencur, Elodia, y Eudoxia.
leen al revés
mueren a los 232 años
Nacen como canguros
sus madres los tienen en las bolsas marsupiales por tres años
a veces necesitan alimentarse de animales vivos
salen a cazar en la noche
se comen un chanchito
dos pollos
un llamingo
al día siguiente culpan a los perros por sus fechorías
pueden hacerse invisibles a voluntad










Marmanjos (Pronunciación Marmangios, o Marmanllos)


Existen en las calles entre ciudades, lineas eléctricas y alcantarillas, cables teléfonicos y
tubos de agua seres inimaginables que se alimentan de nuestras lágrimas y heces, semen y desperdicios. Viven de nuestros sentimientos olvidados y resentimientos, de nuestras triste zas y envidias de los amores no correspondidos y de las alegrías escondidas. Ellos habitan estos entre mundos y existen aunque nosotros no los veamos, o pensemos que no los vemos. Pero a veces los percibimos, en el roce de una falda, en el suspiro de un niño, en la voz de quien no está. Las ciudades están repletas de estos seres que viven y se alimentan lloran y ríen como nosotros. Aquella que pensamos realidad no es una sola plana y chata, es muchas y no imaginarias sino multidimensionales, perceptibles si las dejamos ser, son otros mundos aqui y ahora entre nosotros listos para ser gozados si abrimos nuestros sentidos.
Estos seres son en orden de aparición el Marmanjo ser baboseante y engorroso, triste y resentido, vago por naturaleza, rojo y peludo, le gusta andar con la Chechelenta, gris, hedionda y de un solo seno, sin vagina y por tanto imposibilitada de concebir, llorona y quejumbrosa, el cocozinho un oso botado de alguna cuna, rosado y peludito en partes, que hace buena liga con la chechelenta por llenar la falta de hijos de ésta, los pandorgas seres de dos cabezas que piensan major que una, y también Nixon villela, Baxter Gordon y Gregorio Lovejoy. Todos estos personajes trajinan una vida de entubamientos y confinaciones también de espacios distintos que los conocidos por nosotros humanos. Hacen buena liga con perros y animales domésticos que los huelen y perciben y de repente se hacen presentes en nuestras vidas. sin que lo podamos evitar, entonces perdemos las llaves, se nos queman las tortas, nos da diarrea y quedamos confinados a la cama por enfermedades extrañas. A veces los encontramos en las cárceles, últimos habitáculos de los seres que no tenemos a donde más ir. Los he percibido jugando cartas, haciéndose huecos los brazos y las manos gigantes con agujas de heroína, solazándose en sexos desprovistos de amor, reproductivos o licenciosos, o ayudando a morir a algún suicida en busca del último Prozac que despachar.